El sonido se propaga en forma de olas sonoras mecánicas, longitudinales y tridimensionales.
Por lo tanto, el sonido, como ola mecánica, no puede desplazarse en vacío, necesitan hacerlo a través de un medio material: gas (aire), líquido (agua) o sólido (granito). La existencia de un medio material no es suficiente. Se requiere que este sea elástico. Un medio rígido no permite la transmisión del sonido, porque no permite las vibraciones y, como hemos visto, la propagación de la perturbación se produce por la compresión y expansión del medio. Se a decir, la elasticidad del medio permite que cada partícula transmita la perturbación a la partícula adyacente, dando origen a un movimiento en cadena.
Por otro lado, que el sonido sea una ola longitudinal implica que el movimiento de las partículas que transporta la ola se produce en la misma dirección de propagación de la ola.
VELOCIDAD DEL SONIDO
La velocidad de propagación de la ola sonora (velocidad del sonido) depende de las características del medio donde se propaga y no de las características de la ola o de la fuerza que la genera.
A pesar de que la velocidad del sonido no depende del tono (frecuencia) ni de la longitud de ola ni de jefe otro parámetro físico, sí que es importante su atenuación. Este fenómeno se explica por la ley cuadrática inversa que asevera que cada vez que se aumenta al doble la distancia a la fuente sonora, la intensidad sonora disminuye.
En general, la velocidad del sonido es mayor en los sólidos que en los líquidos y en los líquidos mayores que en los gases: